Señor: Haz que la senda de la vida la recorramos con amor y, a cada paso del camino, levantemos el corazón.
Buenos días, mi Señor.
Lento
y
fatigoso
está
siendo
el
amanecer.
El
tejido
de
nubes
se
resiste
a
dar
paso
a
la
luz.
Lo
mismo
sucede
en
mí.
Las
nieblas
oscilantes
vuelan
de
un
lado
a
otro
sin
dejarme
entrever
tu
mano
providente
en
la
jornada
que
empieza!
Pero
sé
muy
bien,
Señor,
que
en
el
seno
de
las
nubes,
por
encima
de
ellas,
y
por
debajo de cualquier fenómeno, tú estás allí, dando vida a las cosas y manteniendo la mía con amor.
Tomaré nuevamente la senda de la vida...
Que
ahora
se
ilumina,
y
lo
haré
con
el
propósito
de
avanzar
por
ella
con
alforjas
de
alegría,
aunque
me
visite
el
dolor;
con
el
alma
y
el
corazón
abiertos
a
la
esperanza,
aunque
me
aguarden
horas
de
fatiga;
con
la
ilusión
de
hacer
camino
en
el
amor,
aunque
las
espinas
duelan
cuando
muerden
la
planta
de
mis
pies. Acompáñame, Señor, en la jornada y así seremos dos.
A cada paso del camino...
Procuraré
encontrarte:
vestido
de
luz
en
la
Luz,
vestido
de
caridad
en
la
Caridad,
vestido
de
pobreza
en
el
Pobre,
vestido
de
amor
en
el
Amor
de
novios
y
esposos,
vestido
de
nazareno
en
el
Nazareno
que
sufra,
vestido
de
maestro
en
la
lección
del
Maestro
y
de
la
palabra
evangélica
que
escuche,
vestido
de
ternura
en
tu
femenina
ternura
de
Dios,
vestido
de
esperanza
en
cuantos
trabajen
por
la
esperanza
de
salvación
de
los
hombres,
vestido
de
samaritano
en
las buenas gentes que buscan solidaridad de hermanos.
Así levantaré el corazón...
Hacia
ti,
y
hacia
mis
hermanos
peregrinos,
durante
veinticuatro
horas
de
religioso
afán
creyente,
de
laborioso
esfuerzo
que
me
dé
pan,
de
atención
delicada
a
cuantos
encuentre
o
sirva
o
busque
en
la
jornada,
de
respetuosa
comprensión
a
cuantos
no
sientan
o
piensen
como
yo
y
respeten
a
los
demás,
de
prudente
y
fraterna
tolerancia
para
quienes
adoren
a
Dios
o
a
su
dios
en
los
caminos,
riberas
de
los
ríos,
sombra
de
los
busques,
naves
catedralicias,
cumbres de las montañas, Cruz y Eucaristía. Quiero estar, Señor, con todos y contigo.
Gracias por el nuevo día, nuevo amanecer, ¡nueva dicha de vivir!
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