MEDITACIÓN
Dios
creó
los
seres
humanos
para
que
disfruten
de
su
Creador
viéndole
en
la
Gloria.
Sin
embargo,
nada
manchado
puede
entrar
en
el
Cielo;
por
lo
cual,
quienes
no
sean
perfectos
deberán
purificarse
antes
de
ser
admitidos
en
la
presencia
de
Dios.
La
Iglesia
enseña
la
existencia
del
Purgatorio,
en
donde
las
almas
de
los
justos
que
mueren
con
mancha
de
pecado
se
purifican
expiando
sus
faltas
antes
de
ser
admitidas
en
el
Cielo.
Entre
tanto
pueden
recibir
ayuda
de los fieles que viven en la tierra.
Almas
de
los
justos
son
aquellas
que
en
el
momento
de
separarse
del
cuerpo,
por
la
muerte,
se
hallan
en
estado
de
gracia
santificante
y
por
eso
tiene
derecho a entrar en la Gloria. EL juicio particular les fue favorable paro necesitan quedar plenamente limpias para poder ver a Dios "cara a cara".
"Manchas
de
pecado"
quiere
decir
el
castigo
temporal
que
es
debido
por
los
pecados
mortales
o
los
veniales,
ya
perdonados
en
cuanto
a
la
culpa,
pero
que
en
la
hora
de
la
muerte
no
están
totalmente
libres
de
castigo
correspondiente
a
la
culpa.
"Manchas
de
pecado"
puede
referirse
también
a
los
pecados
veniales
que,
al
morir,
no
habían
sido
perdonados
ni
en
cuanto
a
la
culpa
ni
en
cuanto
a
la
pena.
La
Iglesia
entiende
por
Purgatorio
el
estado
o
condición
bajo
el cual los fieles difuntos están sometidos a purificación.
La
doctrina
de
la
Iglesia
sobre
el
Purgatorio
encuentra
fundamento
en
la
Biblia.
EL
texto
de
2
Macabeos
12,46,
da
por
supuesto
que
existe
una
purificación
después
de
la
muerte.
Asimismo,
las
palabras
de
nuestro
Señor:
"El
que
insulte
al
Hijo
del
Hombre
podrá
ser
perdonado;
en
cambio,
el
que
insulte
al
Espíritu
Santo no será perdonado, ni en este mundo ni en el otro" (Mt 12,32). Se llega a semejante conclusión en el texto de 1 Corinitios 3, 11-15.
En
la
Iglesia
católica
la
práctica
de
rezar
por
las
benditas
almas
del
Purgatorio
está
basada
sobre
la
fe
en
la
Comunión
de
los
Santos.
Los
miembros
del
Cuerpo
Místico
pueden
ayudarse
unos
a
otros,
mientras
estén
en
la
tierra
y
después
de
la
muerte.
Si
nos
fijamos
en
las
oraciones
litúrgicas
de
la
Iglesia
vemos
claramente
que
se
invoca
con
frecuencia
a
los
Angeles
y
a
los
Santos
en
favor
de
la
Iglesia
sufriente
o
Purgatorio,
pero
siempre
para
que
intercedan
por
ella.
Toda
persona
en
estado
de
gracia
puede
orar
con
provecho
por
las
benditas
almas;
probablemente
es
necesario,
al
menos,
hallarse
en
estado
de
gracia santificante para ganar las indulgencias por los difuntos.
El
Concilio
Vaticano
Segundo
hizo
profesión
de
fe
en
la
Iglesia
Sufriente
diciendo:
"Este
Sagrado
Concilio
recibe
con
gran
piedad
la
venerable
fe
de
nuestros
hermanos que se hallan en gloria celeste o que aun están purificándose después de la muerte".
Aunque
no
sea
doctrina
definida,
se
mantiene
como
doctrina
común
que
sufrimiento
mayor
del
Purgatorio
consiste
en
la
"pena
de
ausencia",
porque
las
almas
están
temporalmente
privadas
de
la
visión
beatifica.
Sin
embargo,
no
hay
comparación
entre
este
sufrimiento
y
las
penas
del
Infierno.
Es
temporal
y
por
eso
lleva
consigo
la
esperanza
de
ver
a
Dios
algún
día
cara
a
cara.
Las
almas
lo
llevan
con
paciencia,
pues
comprenden
que
la
purificación
es
necesaria.
La aceptan generosamente por amor de Dios y con perfecta sumisión a su voluntad.
Es
probable
que
las
penas
del
Purgatorio
van
disminuyendo
gradualmente
de
manera
que
en
las
etapas
finales
no
podemos
comparar
los
sufrimientos
de
este
mundo
con
los
que
padece
un
alma
próxima
a
la
visión
de
Dios.
Pero
las
almas
experimentan
también
inmensa
alegría
espiritual.
Están
totalmente
ciertas de su salvación. Tiene fe, esperanza y caridad. Saben que ellas mismas están en amistad con Dios, confirmadas en gracia y sin poder ofenderle.
Aunque
las
almas
en
el
Purgatorio
no
pueden
merecer,
sin
embargo
pueden
orar
y
obtener
el
fruto
de
la
oración.
El
poder
de
su
oración
depende
del
grado
de
santidad.
Es
cierto
que
pueden
orar
por
los
que
viven
en
la
tierra.
Por
la
Comunión
de
los
Santos
entendemos
que
están
unidas
a
la
Iglesia
militante.
Debemos
animarnos
a
invocar
su
ayuda
con
la
confianza
de
que
ellas
nos
escuchan.
Entienden
perfectamente
nuestras
necesidades,
por
que
las
experimentaron y porque están agradecidas a las oraciones, sacrificios y santas Misas que ofrecemos por ellas.
LA PALABRA DE DIOS
Después
de
haber
reunido
entre
sus
hombres
cerca
de
2.000
dracmas,
las
mandó
a
Jerusalén
para
ofrecer
un
sacrificio
por
el
pecado,
obrando
muy
hermosa y noblemente, pensando en la resurrección.
Pues
de
no
esperar
que
los
soldados
caídos
resucitarían,
habría
sido
superfluo
y
necio
rogar
por
los
muertos;
mas
si
consideraba
que
una
magnífica
recompensa está reservada a los que duermen piadosamente, era un pensamiento santo y piadoso.
Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado (2 Mc 12, 43-46).
Y
al
que
diga
una
palabra
contra
el
Hijo
del
hombre,
se
le
perdonará;
pero
al
que
la
diga
contra
el
Espíritu
Santo,
no
se
le
perdonará
ni
en
este
mundo
ni
en
el otro. (Mt 13, 32).
Pues
nadie
puede
poner
otro
cimiento
que
el
ya
puesto,
Jesucristo.
Y
si
uno
construye
sobre
este
cimiento
con
oro,
plata,
piedras
preciosas,
madera,
heno,
paja,
la
obra
de
cada
cual
quedará
al
descubierto;
la
manifestará
el
Día,
que
ha
de
revelarse
por
el
fuego.
Y
la
calidad
de
la
obra
de
cada
cual,
la
probará
el
fuego (1 Cor 3, 11-13).
ORACIONES
Oración propia de la novena
Padre
Misericordioso,
en
unión
con
la
Iglesia
Triunfante
del
Cielo,
te
suplico
tengas
piedad
de
las
almas
del
Purgatorio.
Recuerda
tu
eterno
amor
por
ellas
y
muéstrales
los
infinitos
méritos
de
tu
amado
Hijo.
Dígnate
librarles
de
penas
y
dolores
para
que
gocen
de
paz
y
felicidad.
Dios,
Padre
celestial,
te
doy
gracias
por el don de perseverancia que has concedido a las almas de los fieles difuntos.
Amable
Salvador,
Jesucristo.
Eres
el
Rey
de
reyes
en
el
país
de
la
dicha.
Te
pido
que
por
tu
misericordia
oigas
mi
oración
y
liberes
las
almas
del
Purgatorio,
en
particular,
N……..Llévalas
de
la
prisión
de
las
tinieblas
a
la
luz
y
libertad
de
los
hijos
de
Dios
en
el
reino
de
tu
gloria.
Amable
salvador,
te
doy
gracias
por
haber redimido las pobres almas con tu preciosísima Sangre, salvándolas de la muerte eterna.
Dios
Espíritu
Santo,
enciende
en
mi
el
fuego
de
tu
divino
amor.
Aviva
mi
fe
y
confianza,
acepta
benignamente
las
oraciones
que
te
ofrezco
por
las
almas
que
sufren
en
el
Purgatorio.
Quiero
aplicar
los
méritos
de
esta
devoción
en
favor
de
toda
la
Iglesia
Sufriente
y
en
especial
por
mis
difuntos
padres,
hermanos,
hermanas, bienhechores, parientes y amigos. Atiende mi plegaria para que podamos reunirnos en el Reino de tu gloria.
Dios
Espíritu
Santo,
te
doy
gracias
por
todos
los
beneficios
con
que
has
santificado,
fortalecido
y
aliviado
a
estas
benditas
almas
y
en
especial
por
consolarlas
en
los
actuales
sufrimientos
con
la
certeza
de
la
felicidad
eterna.
Que
pronto
se
unan
contigo
y
oigan
aquellas
benditas
palabras
que
las
llaman
al
hogar
del
Cielo:
"¡Vengan,
los
Bendecidos
por
mi
Padre!
Tomen
posesión
del
Reino
que
ha
sido
preparado
para
ustedes
desde
el
principio
del
mundo"
(Mt
25,34).
Por los padres difuntos
¡Oh
Dios!
Nos
mandaste
honrar
padre
y
madre.
Por
tu
misericordia,
ten
piedad
de
mi
padre
(madre)
y
no
recuerdes
sus
pecados.
Que
yo
pueda
verlo
(la)
de
nuevo en el gozo de eterno fulgor. Te lo pido por Cristo nuestro Señor. Amén.
Por la familia
¡Oh
buen
Jesús!
El
dolor
y
sufrimiento
de
los
demás
conmovía
siempre
tu
corazón.
Mira
con
piedad
las
almas
de
mis
queridos
familiares
del
Purgatorio.
Oye
mi
clamor
de
compasión
por
ellos
y
haz
que
aquellos
a
quienes
separaste
de
nuestros
hogares
y
corazones
disfruten
pronto
del
descanso
eterno
en
el
hogar
de tu amor en el Cielo.
Oración
¡Oh
Dios!
Nuestro
Creador
y
Redentor,
con
tu
poder
Cristo
conquistó
la
muerte
y
volvió
a
Ti
glorioso.
Que
todos
tus
hijos
que
nos
han
precedido
en
la
fe
(especialmente
N…..)
participen
de
su
victoria
y
disfruten
para
siempre
de
la
visión
de
tu
gloria
donde
Cristo
vive
y
reina
contigo
y
el
Espíritu
Santo,
Dios,
por
los siglos de los siglos. Amén.Dales, Señor, el descanso eterno. Brille para ellos la luz perpetua. Descansen en paz. Amén.
María, Madre de Dios, y Madre de misericordia, ruega por nosotros y por todos los que han muerto en el regazo del Señor. Amén.
POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO
CONTACTO
Plaza de San Lorenzo, 5 | CÓRDOBA 14002
Teléfono: (957) 47 62 49| Email:
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