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La Eucaristía es el centro de la vida cristiana, el sacramento de sacramentos y la plenitud de la Iniciación Cristiana.
Recibir
la
Primera
Comunión
significa
entrar
en
la
vida
cristiana
adulta,
y
participar
como
cristianos
maduros
y
responsables
en
la
vida
de
la
Iglesia.
Por
eso
la preparación debe ser más atenta y la participación más consciente.
La
familia
es
la
primera
responsable
de
enseñar
a
rezar
y
practicar
la
fe.
La
catequesis
parroquial
es
sólo
una
ayuda,
aunque
necesaria.
No
es
lo
mismo
“clase
de
religión”
que
catequesis
parroquial;
la
clase
de
religión
ilustra
la
inteligencia,
mientras
que
la
catequesis
parroquial
inicia
en
la
vida
cristiana
y
en
la
comunidad.
Por
tanto,
la
Real
parroquia,
San
Lorenzo
Mártir
de
Córdoba,
colabora
de
manera
más
explícita
siguiendo
las
directrices
del
obispado
de
Córdoba con la familia en la preparación para recibir la Primera Comunión.
La
preparación
a
la
Primera
Comunión
se
realiza
durante
los
tres
años
formativos
de
catequesis
(1º,
2º
y
3º
curso)
en
instalaciones
de
la
misma
iglesia.
Incluye tareas, celebraciones dominicales y reuniones de los padres de familia.
1º
curso:
Iniciación
o
Despertar
Religioso.
Es
un
curso
precioso
donde
los
padres
tienen
el
compromiso
de
acompañar
en
la
Catequesis
a
sus
hijos
junto
a
los catequistas y sacerdote. Al finalizar el curso, los niños renuevan las Promesas Bautismales.
2º
curso:
Primero
Sacramental.
Los
niños
a
lo
largo
de
este
curso
conocerán
los
Sacramentos
y
al
finalizar
éste,
recibirán
el
Sacramento
de
la
Reconciliación. La Misericordia de Dios es la Luz de este curso.
3º curso:
Segundo Sacramental. Es el curso de la Eucaristía. Cristo hecho Pan se nos da como alimento de vida.
Todos
los
cursos
tienen
objetivos
comunes.
En
primer
lugar,
dar
a
conocer
la
Palabra
de
Dios;
en
segundo
lugar,
la
celebración
de
la
FE;
y,
en
tercer
lugar,
educar según el modelo cristiano en valores como la generosidad, solidaridad, respeto, tolerancia e igualdad.
No
se
olviden
que
la
preparación
no
es
únicamente
para
la
Primera
Comunión,
sino
también
para
la
Primera
Confesión
o
Reconciliación.
La
preparación
y
celebración de este Sacramento será considerada como de un sacramento propio, y no sólo como un medio para la Comunión.
Por
tanto,
se
realizará
en
una
Celebración
comunitaria
de
la
Penitencia,
con
participación
de
los
padres,
padrinos
y
niños
y
se
propiciará
un
pequeño
festejo
por dicha celebración.
Los
padrinos
de
Primera
Comunión,
en
cuanto
sea
posible
y
convenga,
serán
los
mismos
del
Bautismo.
No
pueden
ser
padrinos
quienes
no
puedan
comulgar con el ahijado o la ahijada.
Las inscripciones para todos los ciclos, son en septiembre.
Contamos con catequistas con amplísima experiencia en la actividad catequética.
El
momento
de
la
Primera
Comunión
no
debería
significar
el
final
de
nada,
sino
un
paso
más,
en
el
proceso
de
crecimiento
en
la
fe
e
integración
en
la
única
forma de vivirla: la comunidad cristiana.
La
Primera
Comunión
es
una
buena
ocasión
para
que
revisemos
nuestro
compromiso
cristiano:
quienes
ya
hicimos
nuestra
Primera
Comunión
¿vivimos
realmente como cristianos maduros?